Variedades

La experiencia hace al experto

Este día del maestro celebremos a quienes nos abrieron el mundo con su vocación, creatividad y esfuerzo.

Las cosas que más aprendí, que mejor recuerdo, que más apliqué en mi vida y pude a su vez enseñar a otros, fueron las que con muchísima pasión, vocación y esfuerzo diario me inculcaron mis maestros más destacados. Sin dudas, sus lecciones se salían de la grilla, saltaban el renglón y llenaban la sala de colores vibrantes, de anécdotas y cuentos bien descriptivos que hacían vivenciar ese concepto.

En esas clases, en las que se transmitía mucho más que un manual obtuso, mucho más que un libro pesado, es que entedí la importancia en esta vida de las experiencias. Experiencias como punta, motor y destino de lo importante. Fueron esos los momentos y esos los mentores. La sabiduría se transmitía. Y ese conocimiento nos hacía grandes, fuertes y libres en un mundo en el que la subjetividad sobre uno mismo y sobre el entorno puede terminar de definir el éxito o fracaso de los esfuerzos y, no en última instancia sino en una dimensión constante y paralela del asunto, de la mismísima felicidad.

Y, como sabemos, va desde purretes. Gracias a la Seño, vimos como Santi aprendió las tablas, como Flor aprendió a leer. Gracias a la Seño, a Benja le gusta la ciencia e Isa ahora quiere ser maestra. Todos lo vimos y el agradecimiento es eterno. Recuerdo a mi maestra Fátima, que llegaba y se nos iluminaba la cara a todos. Era la más dulce, aunque para Sofi la más dulce es la suya, para Valen su profe es el más bueno, para Mati el suyo es el más creativo y Feli asegura tener al más paciente.

Creamos un mundo gracias a su impronta, que nos marca a fuego para siempre, con sus experiencias, con sus experiementos, con sus expresiones de excelencia. Por eso es que su creatividad, vocación y esfuerzo merecen el regalo más original.